jueves, 24 de septiembre de 2009

Retenme, amado, retenme



"Das leben brennt mir von der seele
die sehnsucht erfüllt nur tapfer ihre pflicht
halt mich - mein leben - halt mich!"
Lacrimosa - Halt Mich

Retenme,
no dejes que mi alma
se deslice por entre la tierra
marcada por las aguas de melancolía.
¡Retenme con tus venas!;
con tu carne, sostenme en este mundo.

¡Cuánto anhelo!
¡Cuánta dulzura!
¡Cuánto dolor!
Si hasta me parece verte entre la bruma alzando
tu mano al viento...
pero no...
es sólo el viento y la bruma.

Retenme,
no permitas que los demonios
de azules auroras
me arrastren hasta el cielo inverso.
¡Retenme con tus venas!;
con tu carne, sostenme en este mundo.

¡Cuánta esperanza!
¡Cuánta tragedia!
¡Cuánto amor!
Si hasta creo que la vida vuelve en silencio, latiendo
al compás de la lluvia...
pero no...
es sólo la lluvia y el silencio.

Retenme,
cobija mi corazón
todavía palpitante tras estas manos
de cerúleas espinas.
¡Rentenme con tus venas!;
con tu carne, ¡sostenme en este mundo!

sábado, 12 de septiembre de 2009

Herencia


Admito libremente que me faltan algunos rasgos suicidas,
que de vez en cuando se me escapa un lagrimón
y me da vergüenza.
Te pido perdón, a tí, hombre/mujer seas quien seas
que te adueñas de este papel entintado,
que luego de terminarlo te refregarás las sienes
o quizás te rasques una rodilla
y te quedes pensando, así, como al pasar,
en quién habrá sido esta mujer que escribió estas palabras;
y hasta puede que te preguntes
"¿Estaba triste o feliz?".
Mejor no te preguntes nada,
¿quién podría entender a la poetisa
si ni ella misma lo hace, ni pretende hacerlo, ni que lo hagas?
Mejor no te preguntes nada
y quédate con el papel entre las manos
mirando al cielo o a los ojos de tu amada/amado,
o por la ventana, o a tu hijo pequeño que se da vuelta en la cuna,
mira lo que sea que tengas enfrente,
pero mejor, no te preguntes nada.
Quédate así, solamente mirando lo que sea que tengas ante tus ojos
y deja que mi aura y mi identidad se diluyan
como la noche entre los dedos de Era,
que no te importe si era feliz o estaba triste,
si recordaba viejas noches de otoño
o un crepúsculo amarillo ya de rigores.
Que nada quede de mí dando vueltas en tu mente,
que te queden sólo estos versos y la certeza absoluta
de que lo siento mucho, de que te pido perdón de alma
por haberte heredado unas tontas palabras.

viernes, 11 de septiembre de 2009

La maledicencia


Sobremanera se ha dicho
que a palabras necias,
oídos sordos;
de mil maneras nos los hemos tapado
para no escucharnos ultrajados.
Mas ¿qué hacer cuando el veneno
se filtra por entre los dedos
como el tiempo?
¿A quién pedir socorro?
¿A qué santo de turno rogar
si ellos no tienen juramento
ni hogar sincero?
Los santos no son farmacias.
Verás,
sobresaliendo, como un maléolo herido,
llevamos el orgullo colgando
del ruedo de los pantalones rotos,
porque no nos quedan otros,
porque nos los han robado,
o porque los hemos vendido,
o los hemos regalado a alguien más lastimado,
más muerto.
Sí, porque aunque lo dudemos,
quedan otros más muertos que nosotros,
siempre hay alguien más muerto...
y alguien más vivo.
"¿Y será posible?" Te preguntarás
y te respondo que todo es posible
si nada lo es para ellos,
porque los dueños de la maledicencia
te dicen que no a todo
y que sí a nada para vos.
Sienten envidia, mucha, demasiada,
los maledicientes tienen mucha envidia guardada
a pesar de la que reparten,
a pesar de que no la reciben;
ellos se creen dueños de la verdad
y te pondrán una etiqueta
con un nombre y con un precio.
No te preocupes:
los culpables miden a los demás
con la vara de su conciencia.