martes, 27 de julio de 2010

En tu silencio



Si no te quedas en silencio hay un eco
que repite las horas inciertas
y que me vuelve loca,
me apabulla de mientras y corcovos,
me diluye las ganas de robarte.
Cuando callas... cuando callas es que vuelo
y me vuelvo una aurora
que despierta sobre tus praderas,
que se extiende sabrosa y radiante
acariciando los pastos y las flores.
Y callas... callas y me vuelvo a ir
por esos senderos que no esperaba andar nunca,
porque me creí impotente,
creí que no tenía piernas que fueran suficientes
para dar un paso fuera de la penumbra;
pero callas y me permites
vagar por esas callejuelas gloriosas
que me curan el espanto de años atroces
en los que eras más que este silencio,
eras el silencio lúgubre de la nada,
del terror del desconocido
y del deseo por conocer lo que no se sabe.
Callas... callas... me miras y callas
y vuelo dulcemente por sobre la vida;
por eso a veces me sonrío y te sorprendes de mi sonrisa
que parece no tener sentido;
pero sonrío porque callas y en tu silencio yo vuelo,
corro,
y vivo.