Trémula,
como hoja de otoño,
como esas
frágiles gotas
del rocío
que se acumula
sobre los
brotes y luego cae…
cae…
indefectiblemente
cae
hacia la
tierra fértil pero seca,
sedienta de
antiguas moléculas
que vuelven
a recrearse
tras cada
muerte.
El todo y
todo,
me envuelve
el silencio
y se hace
insoportable,
aturde…
aturde…
indefectiblemente
me aturde
la ausencia
de gritos,
la falta de
los truenos y los rayos de Thor;
es en el
ruido de la noche,
en el
bramar de las bestias
donde hallo
mi paz
y habita el
sosiego
que
persiguen las almas de mi cuerpo.