miércoles, 16 de julio de 2008

Canallada


¡Mira que ponerme el pie adelante
para hacerme rodar cual mata del desierto!
Jamás sospeché que sería una cosa así
capaz de hacer.
Reivindico a la estupidez,
aquí mismo, desde el suelo, desde los trapos,
desde los harapos viejos y la sartén usada,
reivindico a la estupidez como una virtud
en desuso.
Y claro que está mal que lo diga,
pero es cierto, la estupidez no hace daño,
lo que hace daño son aquellos
que de los estúpidos se aprovechan
¡y hay tantos!,
muchos de ellos se hacen llamar tus amigos,
ajá, así como lo oyen.
No, yo no digo que sean malos,
no digo que no conozcan las leyes de su buen señor,
digo, simplemente, que son canallas,
cobardes, traicioneros, verseros, hipócritas,
fayutos, pendencieros, pudredumbre humana,
pero no son malos, no señorita, señora, señor,
ellos lo hacen de corazón;
son canallas desde el alma.
Reivindiquemos la estupidez,
únanse a mí y digan "ego: estupidus",
cerremos los ojos y crucemos la calle,
confiemos en que alguien nos salvará la vida,
reivindiquemos el buen nombre del estúpido,
saquemos adelante al mundo
con las manos y pies atados a un barrilete.

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