Era dulce niña de vender sus sueños ni por un millón,
de construir castillos en las nubes,
de sonrosársele la juventud ante el elogio
de una mujer en canas a quien le recordara
su propia sangre joven.
Ella era toda púrpura y puntillas,
era muñecas y bastón de caramelo,
inocencia pura, tardío vislumbre de la realidad;
esa era ella.
Maldice ahora los años que prontos pasaron
dejándola atrás, pasándole por encima,
maldice la guerrera estirpe
que dominara su mundo de pacotilla
y la arrebatara de sus pádricos refugios.
-Tanta juventud y no sirve para nada,
mis sueños ahora los vendo por un dolar
en habitaciones de mala muerte
colmadas de pesadillas,
infestadas de ratas homínidas.
-¿Quién mandó a este hombre feroz
a que derrumbara mis castillos de auroras?
¿Por qué Dios permite tales deshonras?
-¿Dónde estabas, Señor,
cuando debí trocar mis puntillas por encajes
roídos por polillas y dientes malsanos?
-¿Dónde estabas, Señor,
cuando caí en el abismo de aquellas
a las que ahora llamo hermanas?
Cabizbaja, con el retumbar de fuegos lejanos,
camina la Menarqueña por las callejuelas grises,
aquella que fuese niña inocente, y vaga
ahora corrupta por la voracidad del poder;
va la Menarqueña vendiendo por los callejones
sus sueños de niña por un dolar.
de construir castillos en las nubes,
de sonrosársele la juventud ante el elogio
de una mujer en canas a quien le recordara
su propia sangre joven.
Ella era toda púrpura y puntillas,
era muñecas y bastón de caramelo,
inocencia pura, tardío vislumbre de la realidad;
esa era ella.
Maldice ahora los años que prontos pasaron
dejándola atrás, pasándole por encima,
maldice la guerrera estirpe
que dominara su mundo de pacotilla
y la arrebatara de sus pádricos refugios.
-Tanta juventud y no sirve para nada,
mis sueños ahora los vendo por un dolar
en habitaciones de mala muerte
colmadas de pesadillas,
infestadas de ratas homínidas.
-¿Quién mandó a este hombre feroz
a que derrumbara mis castillos de auroras?
¿Por qué Dios permite tales deshonras?
-¿Dónde estabas, Señor,
cuando debí trocar mis puntillas por encajes
roídos por polillas y dientes malsanos?
-¿Dónde estabas, Señor,
cuando caí en el abismo de aquellas
a las que ahora llamo hermanas?
Cabizbaja, con el retumbar de fuegos lejanos,
camina la Menarqueña por las callejuelas grises,
aquella que fuese niña inocente, y vaga
ahora corrupta por la voracidad del poder;
va la Menarqueña vendiendo por los callejones
sus sueños de niña por un dolar.
1 comentario:
De un contenido triste y tallado con melancolía infinita...
Toda una historia...
EXCELENTE!!!!!!!!!!!!!
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