domingo, 10 de mayo de 2009

Suicida


Libertos,
sagrados,
rotundos como manos cerradas en puños,
tremebundos como saetas envenenadas.
Nada queda más allá del allá que nosotros,
que nuestros cejos fruncidos,
que nuestras mentiras de antaño,
cejadas,
perdidas,
distendidas como una tela de armiño
que hiciera las veces de mortaja para los sueños.
Libertos,
impúdicos,
satíricos como navajas en el viento de otoño,
libelúlicos como sanjas para muertos.
Qué sería eso de rotar las manzanas
para que los gusanos salieran por el otro lado,
no hay forma de saberlo, ¿qué sentido?
lo podrido, podrido está; no rotemos los rostros,
no ocultemos nuestras almas corrompidas,
paspadas,
enrojecidas,
abofeteadas por las manos del dios de los impíos
que tiene más rostros que la merced.
Libertos,
calcados,
transferidos de mundos extraños a uno aún peor,
cobijados por las fiebres de báratros absurdos.
Todo puede ser posible y nada a la vez,
ser lo que no se es, es un reto increíble
y tan atrayente como cortarse las venas:
se sabe fatal, se sabe inútil,
se sabe a sangre fresca corriendo por los dientes...
es tan tentador...

No hay comentarios: