Tanto excavar para no encontrar nada,
sólo un corazón de luto que palpitaba
echando afuera toda la oscuridad del mundo.
"Qué solitario" le dije,
y respondió contrayéndose en un gemido eterno:
¡en él suspiraban tantas Ofelias!
Tanto caminar para terminar en el principio
mordiéndome las penas por labios intentando
suprimir los sollozos que el estío me enviaba.
"Qué solitaria" me dije,
y tomé el corazón entre mis manos sedientas:
¡en mí se ahogaban tantas Ofelias!
echando afuera toda la oscuridad del mundo.
"Qué solitario" le dije,
y respondió contrayéndose en un gemido eterno:
¡en él suspiraban tantas Ofelias!
Tanto caminar para terminar en el principio
mordiéndome las penas por labios intentando
suprimir los sollozos que el estío me enviaba.
"Qué solitaria" me dije,
y tomé el corazón entre mis manos sedientas:
¡en mí se ahogaban tantas Ofelias!
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