martes, 6 de marzo de 2012

Soñar o no soñar


Cálmame los atropellos del corazón
que se me desboca
con una mirada,
musa de mis noches perdidas;
tú siempre has sabido acallar mis gritos
de angustias.
¿De dónde sale ahora tal devaneo?
Platónicos rubores me enternecen las mejillas
otrora infantas,
ahora maduras
y locas.

Totalmente locas.

No es mi hora de volver a ensueños,
Oniria abrió sus puertas
por tanto tiempo cerradas,
pero ¿he de entrar?
¿He de permitir que las rojas amapolas
secadas por las horas
reverdezcan?
Los pies comienzan a despegarse de la tierra,
no hay puerto que retenga mis alas:
soñar o no soñar,
ese es el dilema.

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