sábado, 28 de mayo de 2011

(Poema viejo)


Sentía que si te tomaba en mis brazos
y apretaba con fuerza
te romperías como un cristal
o como una rosa.
Hoy ya no es así,
siento que si te apretase me rajarías la carne,
me espinarías.
Antes sentía que si dejaba de amarte
te derrumbarías en partes,
te desterrarías del cielo.
Hoy siento que no te hago falta
que me amas por compromiso
y que esperas de mí una esclava.
Antes sentía amarte como un deber,
ahora lo siento como un castigo,
antes te amaba por piedad,
hoy te amo por ley.

(Poema viejo)


Retuerzan sus manos,
demuestren su vileza de esa forma,
déjennos en claro
su falta de humaneza.
Pongan sus ojos en blanco
cuando se rían de nuestras desgracias,
déjennos en claro
que somos sus payasos.
No, no hace falta
que nos digan una sola palabra;
van y vienen
por sus bocas las mentiras,
las verdades ni se asoman.
No, no abran sus letrinas,
ya estamos hartos de repugnancias
que nos colman las orejas.
Sí, mis uñas son negras
¿Y qué?
Sí, mis ojos son tristes
¡¿Y qué?!
¿Acaso debo pedirles permiso
para nacer y luego morir?
Sí, mis manos aman el arte
¡¿Y qué?!
Me importa tres cuernos que les moleste
si escribo de ustedes
y de sus inmundas vidas.
retuerzan sus manos
frente a mi cuerpo
¿Qué me importa?
Pongan en blanco sus ojos
frente a mis sesos
¡¿Qué me importa?!
Ustedes no son mejores ni peores
que nosotros, el resto;
somos todos burdas imitaciones
de un Ulises (u Odiseo);
estamos todos escritos
por el mismo lápiz
y machacados por la misma historia.

Lluvia de mí II (poema viejo)


Desespera la mar y yo lluevo,
gota a gota quisiera caer sobre tu piel,
bañar tu cabeza de mí como bendiciéndote,
marcando una señal que sólo para nosotros
no sería sacrílega ni apócrifa.
Lluevo sobre ti, amado mío,
caigo a tus pies hecha pedazos,
me confundo con los otros pedazos de mí
y con los pedazos de ti que de tus ojos cayeron.
Lluevo… ¿lluevo?
¿O sólo sueño que me vuelvo nube
Y que viajo hacia el norte y te veo allí
y te veo y lluevo para estar a tu lado,
para acariciarte con cada trozo de mí que cae enamorado?
Lluevo… ¿lluevo?
¿O es un delirio de mi corazón que
se arranca de a partes de este cuerpo desesperado
por tenerte y nunca verte partir?
Lluevo sobre ti, sea verdad o sea sueño,
sea como sea seremos uno
así deba corromper el cielo completo,
así deba abandonar los pies en la tierra.

Corazón doliente


Hoy subiré algunos poemas viejitos, de hace unos 7 u 8 años. Aquí el primero de ellos:

¿No lo oyes?
es un grito,
es un gemido,
es un dolor que me nace de adentro,
es una melodía
discordante
y absurda
y solitaria
y vacía.
¿No lo oyes?
¡Desafina mi corazón
cuando estás ausente!
se dispersa
cada latido;
o no laten,
quedan latentes,
encerrados ahí; ahí mismo
donde nada sobrevive,
en ese desierto que comenzabas a revivir;
pero tus ausencias...
tus ausencias corrigen tus errores,
tu error de darme vida,
de darme amor
de darme esperanza;
¡tus errores son tan graves!
¡¿No lo oyes?!
¡Es tan fuerte el dolor!
Deberías escucharlo,
incluso en tu norte tan abismado
deberías oírlo,
al dolor de mi vientre
al aire que se va
de mis pulmones
y no vuelve...
no quiere volver,
ni el aire quiere estar en mí.
Suficiente,
regresa ahora,
¡regresa!
Ya me quedan pocos segundos de memoria
y si no vuelves
¿dónde quedará tu imagen?
¿Quién la tendrá?
¿Quién me la prestará?
¡Regresa!
¡Regresa ahora!
¡Óyelo! te llama
mi solitario ser
te llama y te reclama
te pide a gritos dos miradas;
o una;
o media.
¡Óyelo al pobre,
pobre corazón!
¡Se desarma las venas en gritos!
ya ni sangre le queda,
toda la ha volcado por miles de gusanos
que no hacen nada por él,
que alimentan inútiles
que no van por ti.
Y el pobre sufre y muere,
¡El pobre!
El pobre estúpido muere solitario y en espera,
mandando sueños
a la nocturna,
a la qué te importa,
mandando mentiras que más le mienten
y más lo dañan,
y más le mienten,
y más lo dañan.
¿No lo oyes?
es tu nombre
repetido por las estrellas solidarias
las únicas
que lo comprenden
al dolido,
al pobre.
Y el pobre canta tu nombre,
en "si bemol",
en "no amor",
en "ven dolor",
canta y agoniza,
agoniza y muere.
Debo dejarte:
ahora escribiré una elegía
para el pobre...
para el pobre que muere en vigilia y soledad.

jueves, 26 de mayo de 2011

Carencia


Como piel sin carne,
pasado y futuro sin tiempo ni mar,
como verano de estrellas muertas,
como la nada y el universo vasto y vacío.
Las luces no importan,
que mueran todas a los pies de un gigante
lo mismo da,
que se rompa la tierra en mil pedazos,
que me trague,
que nos trague a todos
y a las luces
y al gigante.

Como piel sin piel,
una rueda de mártires estancados
en un sueño profundo y pesado,
un pegajoso infierno circular
que me encierra
y me tortura.

Es así de remoto,
absurdo, retardado mental el cielo
que me cubre y me empapa de silencios,
nada tiene lugar en el vacío de la existencia,
en la ausencia,
nada sino el prado
y sin el prado ni la nada.

jueves, 12 de mayo de 2011

Sonoro despiel.


Destierro,
brutal cadencia
de horas y horas
al compás del verdugo;
sádico vals,
tortuosos violines.
No es agudo, es impávido
el dolor de los redobles,
es sutil y grosero
el aplauso solo que se aguanta
oculto en tus manos.

Ausencia,
partida y bravaje,
estulticia absurda
y cobarde estallido
de mil sones espantados;
espectros fugaces
no alcanzan para el eco,
dejan un intervalo
que requiere otra acometida.

Vacío,
salvaje carencia,
sed sin fin
de horas y horas
al compás del verdugo;
ha de caer tu hacha una vez más
como una batuta
guiando el concierto de mi despiel.