miércoles, 30 de mayo de 2012

SOS


Sostenme esta mano temblorosa,
tira de ella,
toma mi muñeca, mi codo, mi hombro
y toda yo hasta hacerme prisionera y entonces
podrás quitarme los deseos insanos,
protejerme de mi propio instinto.
Atrápame fuerte, quítame del camino
del tornado de mis furores carnales,
mantenme a salvo, purifícame,
atrápame fuerte, aprisióname y no me sueltes.
Agarra mi cabeza con ambas manos,
haz que mis ojos se junten a los tuyos
y así no volverán a mirar a otra parte,
oblígame a seguirte como perra fiel
a fuerza de brazos cerrados,
quiébrame los huesos si hace falta
con tal de que no caiga en ese abismo de pecados,
sálvame de mi propio sentido de supervivencia
que está demente y me da
señales equivocadas.
Apriétame fuerte, que cruja mi alma
hasta casi romperse,
¡que me duela, que me duela!
Haz que se demuela el corazón traicionero
y, si hace falta, cárgalo contigo
hasta la noche más profunda
para que quede ciego a otra luz que no sea la tuya.
Sálvame, amado, porque sé
que estas manos no pertenecen a otro lado
más que junto a tu cuerpo,
cúbreme con tus brazos y besos hasta que el infinito
deambular se acabe,
protéjeme, porque sé que puedes,
porque lo has hecho por tanto tiempo
que no puedo imaginar otra pradera más segura.

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