Habrás de llegar algún día
hasta mi almohada dormida en la espera
y tomarás mi mano trémula de frío
vaciada por las pesadillas.
Habrás de ser el salvador de mi niña interna,
la que siempre soñó con príncipes
que la dama no se atrevió a soñar;
espantarás unos cuantos cuervos
y quizás, de alguna manera,
habrás de saber cómo abrir las puertas.
Reconoceré tu hálito tibio
cuando roce mis labios secos
que del beso sólo guardan fantasmas,
y entonces, por motivos desconocidos,
te desvanecerás de nuevo
en la temible Oniria.
hasta mi almohada dormida en la espera
y tomarás mi mano trémula de frío
vaciada por las pesadillas.
Habrás de ser el salvador de mi niña interna,
la que siempre soñó con príncipes
que la dama no se atrevió a soñar;
espantarás unos cuantos cuervos
y quizás, de alguna manera,
habrás de saber cómo abrir las puertas.
Reconoceré tu hálito tibio
cuando roce mis labios secos
que del beso sólo guardan fantasmas,
y entonces, por motivos desconocidos,
te desvanecerás de nuevo
en la temible Oniria.
2 comentarios:
Aquí leo contrastes profundos que he encontrado en algunos escritos anteriores, pero con matices más "secretos".
Excelente, Sol...
(Aunque decir "sol" en estas tierras, parece ser un atentado) jejeje...
Jajajaja... gracias por leer y comentar todos :D
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