Flaco consuelo pensar
en horas pasadas
esperando otras que arriben de sotavento
con una carga favorable a mis deseos;
¿Te he de escribir una golondrina?
O mejor esperar a que tu voz llegue
repicando con la lluvia
de la rutina,
en salones llenos de manos
y ojos que no me importan,
pero que, hete aquí, son inoportunos
testigos.
Y siempre está el silencio
de la ausencia esperable,
porque siempre una ausencia se espera
cuando espera el corazón una palabra,
al menos;
una caricia,
tal vez...
¿o será demasiado?
en horas pasadas
esperando otras que arriben de sotavento
con una carga favorable a mis deseos;
¿Te he de escribir una golondrina?
O mejor esperar a que tu voz llegue
repicando con la lluvia
de la rutina,
en salones llenos de manos
y ojos que no me importan,
pero que, hete aquí, son inoportunos
testigos.
Y siempre está el silencio
de la ausencia esperable,
porque siempre una ausencia se espera
cuando espera el corazón una palabra,
al menos;
una caricia,
tal vez...
¿o será demasiado?
1 comentario:
Tiene un poco más de sutilidad que otros, trae un predecesor encanto conocido, apenas descriptible con palabras...:)
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