jueves, 23 de octubre de 2008


Tus besos de flama, de supremacía
¿que dónde los guardas!
¡Sálveme el Diablo!
qué gran agonía
qué tremenda
y terrible espera.

Eres cruel, ¿lo sabes? Sí,
lo sabes y amas serlo;
te gloreas
de tus talentos roncos,
de tus guturales idilios.

¡Sálveme el Diablo!
qué trágica comedia,
qué reverendo absurdo;
pensar que otrora
ni lo hubiera pensado
¡y mira ahora!
mis manos ensangrentadas.

2 comentarios:

Carolina Restrepo dijo...

me gusta... Felicidades umbras

Anónimo dijo...

La mano concuerda exactamente con el sentimiento expresado!!!

Qué bueno está...