Ayer estaba la silla vacía,
la silla de algarrobo,
y la miraba sentirse desnuda,
sentirse frágil y desnuda
como nunca antes.
Hace mucho que no vuelan
hacia el sur las aves,
han pasado meses del invierno,
pero el frío persiste,
se confirma y persiste
como nunca antes.
Tiemblo de a poco desde la mañana,
son ya las diez y nada,
ni una lámpara que se encienda sola
por tu mano ausente,
ni una mejilla que se sonroje,
ni un labio que sonría
aunque sea de lástima.
Pasa el oriente su luz al oeste
una y otra vez,
y yo sigo mirando la silla vacía
y la ventana frente a ella
cubierta de guirnaldas naturales,
y los cristales en silencio
dibujan la mañana,
triste como pocas.
Hoy esperaba encontrar la dicha,
pero no ha venido,
sigue siendo el verano invierno,
frío, hostil invierno,
como nunca antes.
Hace tiempo que no llueve sin
melancolía de por medio,
esperaba que el amor viniera a verme,
pero no tiene tiempo,
el amor no tiene tiempo
como nunca antes.
la silla de algarrobo,
y la miraba sentirse desnuda,
sentirse frágil y desnuda
como nunca antes.
Hace mucho que no vuelan
hacia el sur las aves,
han pasado meses del invierno,
pero el frío persiste,
se confirma y persiste
como nunca antes.
Tiemblo de a poco desde la mañana,
son ya las diez y nada,
ni una lámpara que se encienda sola
por tu mano ausente,
ni una mejilla que se sonroje,
ni un labio que sonría
aunque sea de lástima.
Pasa el oriente su luz al oeste
una y otra vez,
y yo sigo mirando la silla vacía
y la ventana frente a ella
cubierta de guirnaldas naturales,
y los cristales en silencio
dibujan la mañana,
triste como pocas.
Hoy esperaba encontrar la dicha,
pero no ha venido,
sigue siendo el verano invierno,
frío, hostil invierno,
como nunca antes.
Hace tiempo que no llueve sin
melancolía de por medio,
esperaba que el amor viniera a verme,
pero no tiene tiempo,
el amor no tiene tiempo
como nunca antes.