Yo no sé perdonar cuando hay razones,
es claro que cada vez que hablo me equivoco
y que no importa cuánto erres las cosas
siempre tienes la razón.
No sé para qué te molestas en disculparte,
sabes muy bien que no hay nada que perdonar,
el error fue mío, ¡desde luego!...
¿cómo lo voy a negar!
La libertad no es así de fácil, ya lo sé,
para ser yo libre me debes controlar
¿yo de esas cosas qué puedo saber?
quizás me aprece la libertad.
No digas ni una palabra, no las gastes en mí,
y no escuches mis reclamos, no valen la pena,
limítate a hacer la vista gorda; para mi bien
tú sabes qué es lo mejor.
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