martes, 16 de agosto de 2011

El fantasma del abismo


(...) only do not leave me in this abyss, where I cannot find you!

Emily Brontë, Cumbres Borrascosas.


Qué se dirá de mi fantasma cuando lo vean

posado en el vano de la ventana,

sollozante, suspirante, expirante en dolor;

quizás la trasparencia, dirán, es igual a la ausencia

que de su alma se expande;

quizás llore por un amor perdido, quizás llore

por ser conciente de su muerte.

Nada sea dicho, todo callen,

la piedad lastima como un rayo de fuego

y deja una marca profunda, caínica, luciferística;

¿qué habrán de saber del abismo en que fue abandonado

mi fantasma vivo?,

porque vivía aún cuando fue muerto,

a pesar de lo que se diga.

Los que no habrán de callar son los cuervos

que no me conocieron

pero que lloran así aun mi pena, la devoran

como a un suculento intestino o entraña.

"¡Qué ha hecho, qué ha hecho!

Tan cruel abandono...

el fantasma llora y en las tinieblas se desvanece,

quizás sea hora de doblar las campanas".