sábado, 31 de marzo de 2012

Transmutada


Que no es lo mismo,
que el tiempo pasa y ya no soy la misma,
que las lágrimas que fueron ya no son
y las risas me las olvidé encerradas en algún frasco,
o en un bolsillo de saco viejo.
Y qué triste,
qué dolorosa la culpa de decirte "ya no es lo mismo"
y reconocerme otra mujer
aunque en el mismo cuerpo,
qué agobiante la sensación de quererte y no,
qué horrorosa la incertidumbre
de si es amor o costumbre,
de si es capricho o madurez.
No tengo otras cosas en las manos ahora,
¿qué querés que te entregue?,
las rosas se me marchitan y crecen begonias,
se me vuelan las palomas y vienen las golondrinas,
y me destruye este sentimiento
de tener que decirte "un momento,
algo me pasa, ya no soy la misma".

viernes, 30 de marzo de 2012

Te vi.



Estabas allí,
yo te vi, parado entre muchos,
con la mano extendida;
te sentí luego,
tan sólo un instante después,
-profundo misterio ese paso del tiempo-
pegado a mi espalda.

Te vi en otras horas,
en otros universos;
te sentí en otros lunares
y dudé:
¿era tu presencia?
¿Era tu cálido desliz
de piel y telas?
¿Eran tus ojos y tu sonrisa?

Callé...
callé desde dentro
con la fuerza de cien volcanes
y luché tu batalla silenciosa.

Te vi, sé bien
que tu imagen rondaba mis noches
y lo hace aún ahora
tras largo delirio y rotos suspiros.

Te vi y me quedé callada
con tu reflejo en el espejo de mi nunca jamás.

jueves, 15 de marzo de 2012

Que nadie le diga


Tengo miedos, pero no le digan nada,
quiero que crea que soy valiente, segura,
confiada, decidida;
no quiero que sepa mis temblores
cada vez que me alejo de sus brazos.
Que me piense aguerrida,
que me quiera amazona,
que me sufra arrogante,
que me ignore timorata y esmorecida.
No le digan que temo,
que nadie le diga.

martes, 6 de marzo de 2012

Soñar o no soñar


Cálmame los atropellos del corazón
que se me desboca
con una mirada,
musa de mis noches perdidas;
tú siempre has sabido acallar mis gritos
de angustias.
¿De dónde sale ahora tal devaneo?
Platónicos rubores me enternecen las mejillas
otrora infantas,
ahora maduras
y locas.

Totalmente locas.

No es mi hora de volver a ensueños,
Oniria abrió sus puertas
por tanto tiempo cerradas,
pero ¿he de entrar?
¿He de permitir que las rojas amapolas
secadas por las horas
reverdezcan?
Los pies comienzan a despegarse de la tierra,
no hay puerto que retenga mis alas:
soñar o no soñar,
ese es el dilema.

La sinfonía de mi piel


Vibro,
con un roce se sacuden mis cuerdas,
con una mirada
escapan notas erizadas de sed.
Eres un maestro en el arte de tocar
las notas de mi piel,
no necesitas otra partitura que mis poros:
pósame en el atril.

sábado, 3 de marzo de 2012

Arcano / Arcane

Aquí van juntas las versiones en español y en inglés de este poema.

Cuando estiro mi mano y no estás a mi lado
una noche más negra cubre a la luna,
un hielo más frío de extrañas tierras
que avanza y pesa, que retumba y se quiebra
pero soporta.
Tu voz no basta a calentarme las manos,
necesito el cálido cáliz de tus ojos,
los ópalos que cubrieron las praderas,
la terrible saña, la impura presencia que no llega,
el vasto delirio que no alcanza
y no se acaba.
Una roja muleta me sostiene en el espacio de Oniria
pero ni un paso doy sin romperme la nuca,
salvajes criaturas, las sombras dormidas,
tantas maneras de decir hasta nunca
y siempre se calla mi boca.
Me habrá de matar mi locura desesperada
cabeceando moscas de rituales convexos;
nada sirve para invocar tu presencia,
estiro mi mano y no te alcanzo,
un fuego amarillo que no quema
es tu piel lejana.
¿Cuál es el misterio?
Mi mente se devana y se hila buscando respuesta,
las tejedoras duermen en un establo vacío
roncando en desiguales tempos y desafinadas,
así no he de hallarme conexa;
muriendo desvarío.


When I stretch my hand and you're not by my side
a blacker night covers the moon,
a colder ice from a strange land
which advances and gets heavy, which rumbles and breaks
but it withstands.
Your voice is not enough to warm my hands,
I need the warm chalice of your eyes,
the opals that covered the prairies,
the terrible wrath, the impure presence that doesn't arrive,
the vast delirium that is not enough
and doesn't end.
A red crutch sustains me in the space of Oniria
but I don't take a step without breaking my neck,
Wild creatures, shadows asleep,
there're so many ways to say good riddance
but always my mouth gets shut.
I'll get kill by my desperate folly
nodding flies of convex rituals,
nothing is useful to invoke your presence,
I stretch my hand and can't reach you,
a yellow fire which does not burn
is your distant skin.
What is the mystery?
My mind is wound and spun seeking answers,
the weavers sleep in an empty stable
snoring in uneven tempos and out of tune,
so I won't find myself related;
dying I rave.