viernes, 17 de junio de 2011

La muerte de la rosa


Y finalmente murió
la rosa cual un suspiro,
feneció el rojo áureo
de sus labios pergaminos;
partió corola y pistilos,
se pudrieron sus espinas;
y ennegrecida
quedó pegada a la tierra
como un tótem perdido
de alguna religión pagana.