sábado, 31 de diciembre de 2011

Ida y vuelta

A la cuenta de uno ¿qué son?
Las botas manchadas de sangre,
el sombrero falaz,
los corajes rotos.

Lodo.

Fabricio decía que no,
inocente, inocente.
Las botas decían que sí,
culpable, culpable.

Tatiana cosía y moría lento,
paso a pasito
se descolgaba los pañuelos.

Que sí, hombre,
que eres culpable
y ¡zas!
Estrellas nuevas,
río nuevo.

Las botas no saben quedarse quietas.

jueves, 1 de diciembre de 2011


Y como una irresoluta espera rabiosa,
el último suspiro goteará de mi lengua...

Tragedia


Tanto excavar para no encontrar nada,
sólo un corazón de luto que palpitaba
echando afuera toda la oscuridad del mundo.
"Qué solitario" le dije,
y respondió contrayéndose en un gemido eterno:
¡en él suspiraban tantas Ofelias!

Tanto caminar para terminar en el principio
mordiéndome las penas por labios intentando
suprimir los sollozos que el estío me enviaba.
"Qué solitaria" me dije,
y tomé el corazón entre mis manos sedientas:
¡en mí se ahogaban tantas Ofelias!