sábado, 31 de diciembre de 2011

Ida y vuelta

A la cuenta de uno ¿qué son?
Las botas manchadas de sangre,
el sombrero falaz,
los corajes rotos.

Lodo.

Fabricio decía que no,
inocente, inocente.
Las botas decían que sí,
culpable, culpable.

Tatiana cosía y moría lento,
paso a pasito
se descolgaba los pañuelos.

Que sí, hombre,
que eres culpable
y ¡zas!
Estrellas nuevas,
río nuevo.

Las botas no saben quedarse quietas.

jueves, 1 de diciembre de 2011


Y como una irresoluta espera rabiosa,
el último suspiro goteará de mi lengua...

Tragedia


Tanto excavar para no encontrar nada,
sólo un corazón de luto que palpitaba
echando afuera toda la oscuridad del mundo.
"Qué solitario" le dije,
y respondió contrayéndose en un gemido eterno:
¡en él suspiraban tantas Ofelias!

Tanto caminar para terminar en el principio
mordiéndome las penas por labios intentando
suprimir los sollozos que el estío me enviaba.
"Qué solitaria" me dije,
y tomé el corazón entre mis manos sedientas:
¡en mí se ahogaban tantas Ofelias!

viernes, 30 de septiembre de 2011

Sobrevivirte


Que me mata el alma tu silencio
y las lágrimas golpean el suelo de forma invisible
a tus ojos cerrados
como esa lluvia de afuera...
Nada,
que no puedo sentirte
aunque me recorran tus dedos la frente
y jueguen los míos entre tus brazos;
que te miro a los ojos
y veo una nube de tormenta
y unos demonios fríos y latentes...
que me sangran los míos
hasta morirme.
Me abrazas, me besas,
me hieres sin piedad con labios y cadenas
y "nada vale más que un segundo a tu lado",
allí vino otra puñalada,
y allí va otro grito desde mi boca desgarrada
con las uñas de mi desvarío.
No puedo sobrevivirte.

sábado, 17 de septiembre de 2011

Tu voz en el viento


Hoy sentí tu voz en el viento,
tu voz que susurraba en mis oídos,
tu voz que me bailaba el cabello,

tu voz acariciante y tibia
en la brisa de primavera.

Me cantabas tus miedos
que yo identifiqué con los míos,
te lamentabas en mis venas
atravesando la piel.

Tu voz, como un salvaje rugido,
pasó entre los árboles de la plaza
y se fue muy lejos,
donde no pude alcanzarte...

jueves, 1 de septiembre de 2011

Preponderantemente añeja y avanzo


Me abrazo a la luna
con un grito desesperado
que ha desgarrado mis entrañas:

"¡NO HE MUERTO!"

Lo sé y me corroe,
me putrefacta las experiencias sádicas
del dos por hora.

"¿Acaso es la aurora?"

Despierto sobresaltada
con un niño en los brazos
que bosteza y devora el aire.

"¡NO HE NACIDO!"

Nada de lo que he hecho
ha servido para salvarme
de los años que me dejan deambulante.

Despedida II


Sofocada, el alma,
se desmigaja con tu adiós
y parece partirse, molerse, evaporarse
en un suspiro eterno;
se me va el aire,
se me va la sangre,
y la vida marcha rauda adelante
siguiendo tu huella fresca del último "me voy".
No duele tanto si pienso que mañana
habrá un nuevo "hola"
y otro abrazo esperando
cuando se abra la puerta y se cierre tras nosotros;
no duele tanto si pienso en tus ojos.
Pero duele.
Parece acabarse el encanto de la noche
cuando tus dedos dejan de tocarme,
cuando tu voz ya no hace eco,
cuando tus ojos han dejado de mirarme;
y sofocada, el alma,
retrocede veinte pasos,
otea el horizonte oriental
y se ciega, se queda muda,
se desvanece.
No duele tanto.
Pero duele.
Adiós.

martes, 16 de agosto de 2011

El fantasma del abismo


(...) only do not leave me in this abyss, where I cannot find you!

Emily Brontë, Cumbres Borrascosas.


Qué se dirá de mi fantasma cuando lo vean

posado en el vano de la ventana,

sollozante, suspirante, expirante en dolor;

quizás la trasparencia, dirán, es igual a la ausencia

que de su alma se expande;

quizás llore por un amor perdido, quizás llore

por ser conciente de su muerte.

Nada sea dicho, todo callen,

la piedad lastima como un rayo de fuego

y deja una marca profunda, caínica, luciferística;

¿qué habrán de saber del abismo en que fue abandonado

mi fantasma vivo?,

porque vivía aún cuando fue muerto,

a pesar de lo que se diga.

Los que no habrán de callar son los cuervos

que no me conocieron

pero que lloran así aun mi pena, la devoran

como a un suculento intestino o entraña.

"¡Qué ha hecho, qué ha hecho!

Tan cruel abandono...

el fantasma llora y en las tinieblas se desvanece,

quizás sea hora de doblar las campanas".

viernes, 22 de julio de 2011

Caravana

El pintor de cielos,
el pintor que por fuego canta los azares,
la cicatriz redonda del hastío
y las colmenas del famoso ultraje.

¿Dónde quedan cuando
el maligno escapa con las hojas sueltas
llevando a la rastra los personajes que no
fueron escritos a tiempo?

Es imperdonable que se hable ahora
de luces y sombras
o de marchitos claveles fucsias
olvidados en aquel florero sucio que
quizás comprara a la tierra...

¿con qué sangre habrá sido regada
para que su lamento llegara tan alto?

Llegó hasta él que oía agobiado,
llegó a él y la miró a ella
y se preguntó con qué sangre habría sido alimentada
para llorar tan profundo,
tanto así que llegó a él
que la miraba a ella que lloraba
y se preguntaba qué sangre habría regado a la tierra...

y otra lágrima caía en respuesta.

sábado, 16 de julio de 2011

Tal vez si muriera...


Si en melancólica muerte parto dejándote, amado,
una rosa por sepulcro en la que llorar tu pena,
no la ajen tus manos buscando las mías
que ¡ay!, habrán sucumbido
a las tiernas caricias de la tierra.

Si riegan las raíces de mi rosa tumba
tus lágrimas tristes de amante abandono,
ha de florecer bella y quejumbrosa,
cubiertos sus pistilos de miel agridulce.

Y será tarde, amado, muy tarde
para encender mis mejillas con castos rubores
al rozar tus labios los pétalos cenicientos
de la rosa que indique con mustios pesares:
"Aquí yace la que tanto te amara en vida
y aun en su muerte suspira tu nombre".

viernes, 15 de julio de 2011

Espejo

Vista de la ventana de mi cuarto mientras escribo este poema.

Y qué si la aurora nació rubicunda
y empañada de grises velos ubicuos;
qué, si mi alma llora silenciosa
un ayer por despedida,
un mañana por muerte.

El hoy no vale nada, no es nada,
es un segundo, un instante,
es una gasa que se rompe y deshace
en mil hilos imperceptibles
y ya se vuelve o convierte
en un ayer de despedida,
en un mañana de muerte.

Y qué si las nubes bajaron a tierra
y cubren penumbrosas los árboles de la plaza;
qué, si mis ojos se nublan con ellos
por un ayer con despedida,
por un mañana con muerte.

viernes, 17 de junio de 2011

La muerte de la rosa


Y finalmente murió
la rosa cual un suspiro,
feneció el rojo áureo
de sus labios pergaminos;
partió corola y pistilos,
se pudrieron sus espinas;
y ennegrecida
quedó pegada a la tierra
como un tótem perdido
de alguna religión pagana.

sábado, 28 de mayo de 2011

(Poema viejo)


Sentía que si te tomaba en mis brazos
y apretaba con fuerza
te romperías como un cristal
o como una rosa.
Hoy ya no es así,
siento que si te apretase me rajarías la carne,
me espinarías.
Antes sentía que si dejaba de amarte
te derrumbarías en partes,
te desterrarías del cielo.
Hoy siento que no te hago falta
que me amas por compromiso
y que esperas de mí una esclava.
Antes sentía amarte como un deber,
ahora lo siento como un castigo,
antes te amaba por piedad,
hoy te amo por ley.

(Poema viejo)


Retuerzan sus manos,
demuestren su vileza de esa forma,
déjennos en claro
su falta de humaneza.
Pongan sus ojos en blanco
cuando se rían de nuestras desgracias,
déjennos en claro
que somos sus payasos.
No, no hace falta
que nos digan una sola palabra;
van y vienen
por sus bocas las mentiras,
las verdades ni se asoman.
No, no abran sus letrinas,
ya estamos hartos de repugnancias
que nos colman las orejas.
Sí, mis uñas son negras
¿Y qué?
Sí, mis ojos son tristes
¡¿Y qué?!
¿Acaso debo pedirles permiso
para nacer y luego morir?
Sí, mis manos aman el arte
¡¿Y qué?!
Me importa tres cuernos que les moleste
si escribo de ustedes
y de sus inmundas vidas.
retuerzan sus manos
frente a mi cuerpo
¿Qué me importa?
Pongan en blanco sus ojos
frente a mis sesos
¡¿Qué me importa?!
Ustedes no son mejores ni peores
que nosotros, el resto;
somos todos burdas imitaciones
de un Ulises (u Odiseo);
estamos todos escritos
por el mismo lápiz
y machacados por la misma historia.

Lluvia de mí II (poema viejo)


Desespera la mar y yo lluevo,
gota a gota quisiera caer sobre tu piel,
bañar tu cabeza de mí como bendiciéndote,
marcando una señal que sólo para nosotros
no sería sacrílega ni apócrifa.
Lluevo sobre ti, amado mío,
caigo a tus pies hecha pedazos,
me confundo con los otros pedazos de mí
y con los pedazos de ti que de tus ojos cayeron.
Lluevo… ¿lluevo?
¿O sólo sueño que me vuelvo nube
Y que viajo hacia el norte y te veo allí
y te veo y lluevo para estar a tu lado,
para acariciarte con cada trozo de mí que cae enamorado?
Lluevo… ¿lluevo?
¿O es un delirio de mi corazón que
se arranca de a partes de este cuerpo desesperado
por tenerte y nunca verte partir?
Lluevo sobre ti, sea verdad o sea sueño,
sea como sea seremos uno
así deba corromper el cielo completo,
así deba abandonar los pies en la tierra.

Corazón doliente


Hoy subiré algunos poemas viejitos, de hace unos 7 u 8 años. Aquí el primero de ellos:

¿No lo oyes?
es un grito,
es un gemido,
es un dolor que me nace de adentro,
es una melodía
discordante
y absurda
y solitaria
y vacía.
¿No lo oyes?
¡Desafina mi corazón
cuando estás ausente!
se dispersa
cada latido;
o no laten,
quedan latentes,
encerrados ahí; ahí mismo
donde nada sobrevive,
en ese desierto que comenzabas a revivir;
pero tus ausencias...
tus ausencias corrigen tus errores,
tu error de darme vida,
de darme amor
de darme esperanza;
¡tus errores son tan graves!
¡¿No lo oyes?!
¡Es tan fuerte el dolor!
Deberías escucharlo,
incluso en tu norte tan abismado
deberías oírlo,
al dolor de mi vientre
al aire que se va
de mis pulmones
y no vuelve...
no quiere volver,
ni el aire quiere estar en mí.
Suficiente,
regresa ahora,
¡regresa!
Ya me quedan pocos segundos de memoria
y si no vuelves
¿dónde quedará tu imagen?
¿Quién la tendrá?
¿Quién me la prestará?
¡Regresa!
¡Regresa ahora!
¡Óyelo! te llama
mi solitario ser
te llama y te reclama
te pide a gritos dos miradas;
o una;
o media.
¡Óyelo al pobre,
pobre corazón!
¡Se desarma las venas en gritos!
ya ni sangre le queda,
toda la ha volcado por miles de gusanos
que no hacen nada por él,
que alimentan inútiles
que no van por ti.
Y el pobre sufre y muere,
¡El pobre!
El pobre estúpido muere solitario y en espera,
mandando sueños
a la nocturna,
a la qué te importa,
mandando mentiras que más le mienten
y más lo dañan,
y más le mienten,
y más lo dañan.
¿No lo oyes?
es tu nombre
repetido por las estrellas solidarias
las únicas
que lo comprenden
al dolido,
al pobre.
Y el pobre canta tu nombre,
en "si bemol",
en "no amor",
en "ven dolor",
canta y agoniza,
agoniza y muere.
Debo dejarte:
ahora escribiré una elegía
para el pobre...
para el pobre que muere en vigilia y soledad.

jueves, 26 de mayo de 2011

Carencia


Como piel sin carne,
pasado y futuro sin tiempo ni mar,
como verano de estrellas muertas,
como la nada y el universo vasto y vacío.
Las luces no importan,
que mueran todas a los pies de un gigante
lo mismo da,
que se rompa la tierra en mil pedazos,
que me trague,
que nos trague a todos
y a las luces
y al gigante.

Como piel sin piel,
una rueda de mártires estancados
en un sueño profundo y pesado,
un pegajoso infierno circular
que me encierra
y me tortura.

Es así de remoto,
absurdo, retardado mental el cielo
que me cubre y me empapa de silencios,
nada tiene lugar en el vacío de la existencia,
en la ausencia,
nada sino el prado
y sin el prado ni la nada.

jueves, 12 de mayo de 2011

Sonoro despiel.


Destierro,
brutal cadencia
de horas y horas
al compás del verdugo;
sádico vals,
tortuosos violines.
No es agudo, es impávido
el dolor de los redobles,
es sutil y grosero
el aplauso solo que se aguanta
oculto en tus manos.

Ausencia,
partida y bravaje,
estulticia absurda
y cobarde estallido
de mil sones espantados;
espectros fugaces
no alcanzan para el eco,
dejan un intervalo
que requiere otra acometida.

Vacío,
salvaje carencia,
sed sin fin
de horas y horas
al compás del verdugo;
ha de caer tu hacha una vez más
como una batuta
guiando el concierto de mi despiel.

miércoles, 13 de abril de 2011

Atra[m]pamusas


Me restallan las manos,
se cae la pintura de las paredes,
se doblan las manecillas,
se rasgan los tablones de pino
y nada pasa;
nada pasa mas el tiempo.
A dónde se habrán escondido,
de qué habrán huído,
de quién,
de qué palpitada o suspiro,
de qué uña,
de cuál lago.
Quizás si construyéramos un altar
ellas volvieran;
o no, no hagas nada,
que sea yo la que clame por su presencia,
al fin que soy la abandonada;
no hagas nada, no,
no.
O sí has algo,
finge que no existes,
pretende que estás ausente,
que este tiempo es el de antes de éste,
que estoy sola,
que muero...
eso, finge que muero
y tal vez ellas vuelvan
a regodearse en mi sangre cobarde
o a beberse mi último aliento
y dejarlo pegado por los libros abiertos
como si fueran señaladores.
Eso, vete, déjame muerta entre las hojas secas,
su morbo las traerá de regreso
y una vez cerca,
una vez que estén dentro,
una vez que hayan besado mis manos,
cerraré la jaula.

domingo, 6 de marzo de 2011

Abstracción I


Soñar una luna seca de abril
como un retazo,
como un fragmento de alma estéril,
un alma comida por los gusanos.
Soñar una luna abierta
de par en par,
mientras entra una brisa quién sabe de dónde
acompañada de sal y peces.
Debajo debería estar la red
y más abajo habría de arrastrarse
¿pero qué es eso?,
la luna ha salido y no estoy durmiendo.

Soñar una luna que sale
cuando no sueño.

martes, 1 de marzo de 2011

Un video muy importante...


Esta vez no publicaré un poema (pero lo haré muy pronto), lo que traigo hoy para compartir es el primer video de Lauri Ylönen (mi ídolo máximo) como solista.

Es sumamente hermoso tanto el video, como la música y la letra...

sábado, 26 de febrero de 2011

viernes, 14 de enero de 2011

De profundis


Sed, pasiones,
los derroteros de mi pena;
¿cabe, acaso esperar otra cosa
cuando el amor se desborda
y la dicha es inmuerta?
Esperanzas muertas,
¡cómo habeis resucitado!
Las cicatrizantes heridas
sanaron de inmediato
y un nuevo color arribó a las riveras.
Sed absolutas,
impolutas locuras,
sin dueño paridas esclavas
y ahora libertas por el látigo amoroso.
¡Sed soberbias,
palabras enlutadas!
Mil noches aborrecidas
por la oculta anomalía
de no haber sido besadas.
Qué temeraria os volveis,
dama infecunda,
cuando descubres un manantial
verde, de frescas aguas,
que trae la paz añorada
por tus plantas cansadas de ultrajar
polvo y arena
en los caminos más solitarios de la vida.
¡Ea! Mas ahora sed amante,
rota doncella,
con fervor envidiable
y deseado a cambio de almas,
sed libre y procaz,
genuflexa y hereje,
tremebunda y sutil;
sed plena, enmascarada,
en piel, huesos y sangre.