miércoles, 13 de marzo de 2013

Semillas para el otoño


Toma en esa mano cálida
los pequeños destellos que la mía cede,
que aunque el frío abata las cortinas,
también allá afuera,
entre los árboles nebulosos de la plaza,
dentro mío es verano,
porque tu rostro aparece deslizándose
como furtivo felino
en las noches de luna oculta.
Todo lo guardo,
cada sonrisa, cada palabra,
cada gesto, se encierran en mi lunes a viernes;
y si se escapa un chispazo de alegre recuerdo,
procuro que nadie me lo robe
golpeándome con la realidad que me rodea.
No temo tener hambre más adelante,
tu saciadora oquedad fugaz
y ese lujo de verme en tus ojos reflejada,
de tanto en tanto,
bastan para entretenerme los deseos
mientras te espero,
haciendo revolotear por la mente
ciertos momentos de delicia.

martes, 12 de marzo de 2013

Bella durmiente


Habrás de llegar algún día
hasta mi almohada dormida en la espera
y tomarás mi mano trémula de frío
vaciada por las pesadillas.
Habrás de ser el salvador de mi niña interna,
la que siempre soñó con príncipes
que la dama no se atrevió a soñar;
espantarás unos cuantos cuervos
y quizás, de alguna manera,
habrás de saber cómo abrir las puertas.
Reconoceré tu hálito tibio
cuando roce mis labios secos
que del beso sólo guardan fantasmas,
y entonces, por motivos desconocidos,
te desvanecerás de nuevo
en la temible Oniria.

Espera y ensueño


Flaco consuelo pensar
en horas pasadas
esperando otras que arriben de sotavento
con una carga favorable a mis deseos;
¿Te he de escribir una golondrina?
O mejor esperar a que tu voz llegue
repicando con la lluvia
de la rutina,
en salones llenos de manos
y ojos que no me importan,
pero que, hete aquí, son inoportunos
testigos.
Y siempre está el silencio
de la ausencia esperable,
porque siempre una ausencia se espera
cuando espera el corazón una palabra,
al menos;
una caricia,
tal vez...
¿o será demasiado?

lunes, 11 de marzo de 2013

Cazador furtivo


De qué escondrijo saldrás a morder mi espíritu,
de alguna tumba saldrás catapultado
con una cara de espanto que te preceda,
lo sé... lo presiento.
Tus cabellos como telarañas me enredarán los ojos
y succionarás mis pestañas hasta dejarlas secas.
Horrores hay demasiados para contarlos
en mis siniestras horas nocturnas, cuando
calla ese búho;
lo sé... lo presiento,
tú te escaparás de uno de mis gritos de pesadilla.