miércoles, 13 de marzo de 2013

Semillas para el otoño


Toma en esa mano cálida
los pequeños destellos que la mía cede,
que aunque el frío abata las cortinas,
también allá afuera,
entre los árboles nebulosos de la plaza,
dentro mío es verano,
porque tu rostro aparece deslizándose
como furtivo felino
en las noches de luna oculta.
Todo lo guardo,
cada sonrisa, cada palabra,
cada gesto, se encierran en mi lunes a viernes;
y si se escapa un chispazo de alegre recuerdo,
procuro que nadie me lo robe
golpeándome con la realidad que me rodea.
No temo tener hambre más adelante,
tu saciadora oquedad fugaz
y ese lujo de verme en tus ojos reflejada,
de tanto en tanto,
bastan para entretenerme los deseos
mientras te espero,
haciendo revolotear por la mente
ciertos momentos de delicia.

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