sábado, 31 de diciembre de 2011

Ida y vuelta

A la cuenta de uno ¿qué son?
Las botas manchadas de sangre,
el sombrero falaz,
los corajes rotos.

Lodo.

Fabricio decía que no,
inocente, inocente.
Las botas decían que sí,
culpable, culpable.

Tatiana cosía y moría lento,
paso a pasito
se descolgaba los pañuelos.

Que sí, hombre,
que eres culpable
y ¡zas!
Estrellas nuevas,
río nuevo.

Las botas no saben quedarse quietas.

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