domingo, 15 de enero de 2012

Encrucijada


¡Oh, terror consumado!
Azul y terrible masa nocturna
que cubre los valles;
qué hacer,
qué decir,
qué pensar
si el corazón se evade y se oculta
temeroso en rincones de ultratumba.
No más rosas y claveles,
veo sólo espinas
que apuntan mis ojos, y quimeras,
sí, quimeras inmundas
que roen un poema antiguo
de cuerpo elevado y bello.

¡Oh, terror infundado!
Pérfidos versos encontrados,
me debato en una ciénaga
de suspiros y alaridos.
Entre la soledad y la mentira
me hallo parada;
un fino cabello me rodea el cuello
y se extiende paralelo;
que nadie tire de ningún lado,
éste es un viaje
que corresponde a mi alma sola.

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