miércoles, 9 de abril de 2008

¡Lo que cambian las cosas!


El verte caminando a mi lado,
tomando mi mano,
me hizo sentir que tomabas mi alma
y que la llevabas por los caminos
que no se anima a recorrer sola.

Querido mío, sé que soy caprichosa
y que muchas veces te gana el espanto
ante las tonterías que digo,
pero esa es la delicia de mi mente:
que es loca e impredecible.

¿Y la delicia de tu mente?
Es que es genial y pensadora,
es misteriosa y algo esquiva,
por eso vuelvo tantas veces
como pretendo alejarme.

Querido mío, sé que es una lucha
pero deseo que luchemos lado a lado,
y que nos atrapen tantas auroras
como estrellas hay en este cielo
que se me esconde ahora.

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