sábado, 27 de junio de 2009

El dolor que percibiera


El dolor, en nuestros labios,
tiene un sabor desconocido;
antes lo sabía, me pertenecía,
era el banquete diario
que roían mis dientes sufridos.

Hoy no lo reconozco,
el dolor tiene un color irrepetible,
sin nombre, sin matices,
no puedo pintar un cuadro con él ahora,
no sé si es el color de la mañana
o del hastío.

No recuerdo las notas de su música,
una melodía azarosamente ajena
es el ruiseñor de sus penas,
el dolor tiene una partitura extraña
que mis oídos no oyen.

¿Se suponía que era áspero?
No estoy segura de que ésta sea
la piel del dolor de otrora,
creo que algo extraño lo envuelve
como un manto de rústica lana
o arpillera.

Este aroma no es el dolido
por mis pulmones hace tiempo,
tiene un dejo de dulzura que confunde,
aroma a jazmines o magnolias;
¿será que el dolor ha cambiado de esencia?

2 comentarios:

Unknown dijo...

:-O
Qué buenos versos, la verdad sea dicha. Saludos cordiales

Umbras Monstrator dijo...

Muchas gracias por leerme y comentar.

Saludos cordiales también para vos.